Febrero 12 de 2011

 

Violeta era mi prima, era la hija mayor de mi tío Óscar y mi tía Yolanda. Realmente nunca fuimos demasiado cercanas (Hablábamos, pero no lo suficiente), éramos muy diferentes, pero siempre me cayó muy bien; disfrutaba cuando la veía y siempre intercambiamos alguna charla ligera en las fiestas familiares. ¿Y saben? Desde mi perspectiva, Violeta tenía todo para ser feliz; iba a un colegio privado en donde sacaba las mejores notas, sus amigas eran tan hermosas y populares como ella. A sus 14 años, la pubertad pareció no afectarla en lo más mínimo porque ella era tan bella y simpática, que siempre era el centro de atención en cualquier lugar al que fuera (cosa que hacía intencionadamente), Mis tíos tenían la mejor economía de toda la familia. y nada parecía hacerle falta.

 

Por eso sentí como el mundo se nos vino encima el día en que mi abuelo nos llamó y dijo que Violeta, mi prima... Se había suicidado. (Estoy bien… si…),  Recuerdo que mi papá pasó por nosotras minutos más tarde y salimos prácticamente disparadas hasta la casa de mi tío Óscar. Mi familia entera estaba desconsolada, no sabían el porqué de lo que pasó. La policía llegó después y recuerdo que estaban en cada rincón de la casa, vi cómo los vecinos se amontonaban alrededor (Murmuraban cosas).

 

Mi tía Yolanda (hecha pedazos), nos contó lo ocurrido: dijo que mientras ella y mi tío visitaban a unos amigos, Violeta se  estaba preparando para salir a una fiesta. Camila, su hermana menor, estaba por llegar de su entrenamiento de natación. Poco después de las 8 de la noche, la madre de una de sus amigas la vino dejar en la puerta de la casa como siempre. Camila, según mi tía; entró al patio de enfrente y vio a su hermana... Colgada... Del cuello, desde el balcón de sus padres, justo frente a la entrada; aún con el uniforme del colegio puesto (no sé qué habrá pasado por la cabeza de de Camila en ese momento, tan pequeña, de 8 años, viendo el cuerpo sin vida de su hermana).

 

Todas las muertes son tristes, sí; pero esta… Esta demolió a la familia. Pasó mucho tiempo, bastante para que incluso nosotros pudiéramos llevar nuestras vidas de forma normal, sin tener que recordar a Violeta permanentemente en nuestra cabeza; no por lo que fue obviamente, si no por lo que le sucedió.

 

El matrimonio de mis tíos duró apenas un año después de eso. Mi tío Óscar, se fue a vivir a Estado Unidos, de ahí era él y mi tía Yolanda, se mudó a Bogotá con Camila. La casa, prácticamente abandonada después de lo sucedido, aún seguía siendo propiedad de mi tía, y se volvió más una carga a un amargo recuerdo que un bien para su familia.