EL DESTIERRO DE BELIAL

Gloria se da cuenta de que la medicina, podría ayudarla con todas esas cosas que sentía en su cuerpo; esos dolores que se extendían desde su cabeza hasta los pies, incluso llegó a pensar que estaba sufriendo de alguna esquizofrenia, pues tenía muchas alucinaciones visuales, olfativas y también sensoriales. Comenzó a comprar pastas, medicamentos antipsicóticos, pues al buscar en internet le decían que podrían curarla de lo que estaba sintiendo. Clorpromazina, clonazepam, Olanzapina y muchos más medicamentos que con el tiempo, deterioran los órganos de Gloria. Poco a poco, el consumo constante de estos fuertes narcóticos, llevaron al corazón de Gloria a detenerse repentinamente.

Una semana después de su muerte, una amiga de ella tocó a su puerta, pues no la veía ya hace bastantes días. Al estar frente a la gran puerta, se podía sentir ese olor a muerto; ella llamó a la policía muy preocupada. Al llegar tumbaron la puerta y se encontraron con el cuerpo de Gloria, ya en descomposición, rodeada de pastas y medicamentos fuertes. El dictamen de su muerte se tomó como un suicido voluntario.